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Plaza Mayor de Soria
Plaza Mayor de Soria

Soria, 200 kilómetros y 100 años

Hoy emprendemos un viaje de tiempo y espacio, en tren en bus y a pie. Nos dejamos guiar por los versos de Antonio Machado, resuenan las leyendas de Bécquer y descubrimos qué inspiró a los grandes poetas para convertir a Soria en su musa.

El recorrido nos lleva por la ciudad y por sus edificios más significativos, nos adentra en la Casa de los Poetas y en el aula donde dio clase Antonio Machado. Allí asistimos a un recital de poesía, donde los textos y la vida del escritor quedan ensamblados. Cobran sentido.

Paseamos por la orillas del Duero. Por un paraje repleto de senderos y pasarelas sobre el agua que utilizan paseantes, pescadores y bañistas. Nos detendremos en los márgenes del río para entrar en San Juan de Duero, un monasterio románico del que quedan los arcos y la iglesia y pasar a la ermita de San Saturio, el eremita convertido en patrón de Soria.

Saldremos de la ciudad para ir hasta la Laguna Negra, el lugar donde está inspirada la terrible leyenda de Alvargonzález y, por último, Numancia nos descubrirá que hay de verdad detrás de la leyenda de los guerreros celtíberos que hicieron frente a los romanos en su avance por la Península.

Como dice el eslogan de turismo de Soria, lo que vamos a descubrir ni te lo imaginas. Nos subimos a bordo del Tren Campos de Castilla.

 Avanzamos 200 kilómetros y retrocedemos 100 años.

Nuestro viaje arranca en la estación de Chamartín, en Madrid. Allí tomamos un tren de media distancia dirección a Soria que sale a las ocho y cuarto de la mañana. Pasamos por Alcalá de Henares, por Guadalajara pero cuando llegamos a Sigüenza, suben tres pasajeros bastante extraños: el revisor Abel, Juan de Mairena, un profesor de retórica y gimnasia inventado por Antonio Machado y Sor Inés, una monja que acude invitada por la madre superiora del convento de Soria para hablar de la figura de Santa Teresa de Jesús cuando se cumplen cuatro siglos de su nacimiento.

Sus vestimentas, las conversaciones e incluso los periódicos que leen y reparten nos trasladan un siglo atrás. En nuestras manos cae un ejemplar del Porvenir Castellano de 1915 que recoge historias como la invención del pletismógrafo, un aparato que sirve para medir la cantidad de afecto que existe entre dos personas o el periodo convulso que está viviendo Europa, sumergida en la I Guerra Mundial.

El Porvenir de 1915

El Porvenir de 1915

Abel repartiendo El Porvenir

Abel repartiendo El Porvenir

El profesor Juan de Mairena presume de uno de sus alumnos, Antonio Machado y recita alguno de los poemas que le inspiró Soria. El contrapunto a la parte cultural la pone el revisor, que se encarga de animar el viaje con coplillas. Y entre canciones, poemas y noticias con ecos de la época, nuestro tren llega a Soria.

En la estación acaba la representación de El Tren de Castilla de la compañía Pipirijaina Tizona que nos ha ido amenizando el viaje. Despedimos al revisor, al profesor y a la hermana Inés y la ciudad nos da la bienvenida con vinos de la tierra, mantequilla dulce y salada, queso y torreznos.

Torrezno de Soria

Torrezno de Soria

A la orilla del Duero.

Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares, mi corazón está vagando, en sueños…
Antonio Machado

El Duero pasa a los pies de Soria dotando a la ciudad de belleza. Sin embargo, la razón para ubicar a la ciudad en este punto fue menos romántica y más práctica. El Duero, en el siglo XI, era el límite entre territorios cristianos y musulmanes así que el origen de Soria, con su castillo y sus murallas, fue puramente estratégico.

A principio del siglo XII, el rey de las cruzadas, Alfonso I el Batallador es el encargado de conquistar la ciudad definitivamente a los musulmanes y repuebla esta zona con gente del norte de la Península. Además trae a Soria a órdenes militares y religiosas como los Hospitalarios para defenderla. La conquista no da tranquilidad y la lucha en estas tierras persiste, ahora entre los reinos de Navarra, Aragón y Castilla.

El Duero

El Duero

En ese momento, la fisionomía de la ciudad es un reflejo de la historia. En una orilla se extiende Soria, organizada en unas 35 aldeas y barrios con sus murallas y su castillo, entre altos. Al otro lado del río se establecen las órdenes religiosas y militares.

Uno de sus monasterios es el de San Juan de Duero, también conocido como el de los Arcos porque de él quedan los arcos del antiguo claustro y la iglesia. Hoy se pueden visitar sus restos que son un fiel reflejo de la historia, llena de leyendas y curiosidades. Fue fundado en el siglo XII por la orden militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y en los arcos se observan cuatro estilos distintos, algunos con un claro tinte oriental debido a la procedencia de los monjes: Jerusalén.

Monasterio San Juan de Duero

Monasterio San Juan de Duero

Monasterio San Juan de Duero

Monasterio San Juan de Duero

La iglesia románica también tiene influencias orientales en su estructura y sus templetes son una clase de política (sí, de política). En ellos están talladas algunas escenas de la Apocalipsis como la Matanza de los Inocentes. Representar estos pasajes tenía su porque. Estamos en una época en la que los cristianos solo están unidos por el símbolo de la cruz y los Hospitalarios, más guerreros que monjes, buscaban unirlos en torno a una idea de lucha. Las historias más tétricas eran una manera de movilizar.

Como otros lugares construidos por este tipo de órdenes, San Juan de Duero está lleno de misterios. Se cuenta que aquí fluyen las energías telúricas (sea lo que sea eso) pero para los escépticos hay otras leyendas, estas revestidas de literatura. El último poeta romántico, Gustavo Adolfo Bécquer, ambientó en esta zona la más tétrica de sus leyendas: El Monte de las Ánimas. En ella cuenta la historia de Alfonso e Isabel, dos primos que perecieron de una manera terrible y cuyos espíritus vagan por el monte desde ese momento.

Si seguimos el curso del Duero, llegamos a otro lugar también religioso. A la ermita de San Saturio, patrón de Soria. La mayor parte de la construcción que podemos apreciar es de principios del siglo XVIII, pero la tradición se remonta más de un milenio atrás ya que San Saturio, según se cuenta, nació en el siglo V. Era un joven de buena familia que, tras la muerte de sus padres, reparte su fortuna entre los más pobres y se retira a rezar a una cueva. Esta cueva, donde -dicen- se encontraron los restos del Santo, forma parte de la ermita. Hoy podemos visitar varias salas, la sacristía, una capilla barroca con pinturas murales, la antigua habitación del santero… y ser testigo de alguna de las tradiciones sorianas. Dicen que aquí acuden las jóvenes a pedirle a Santa Ana un novio.

A la salida podemos seguir paseando por la orilla del Duero, llena de sendas, caminos, puentes y merenderos. Al Duero lo disfrutan locales, visitantes y poetas. Vamos con ellos.

Ermita de San Saturio

Ermita de San Saturio

Ermita de San Saturio

Ermita de San Saturio

Soria y la poesía, la poesía y Soria.

¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas!
Antonio Machado.

Sobre Soria y a Soria (le) han escrito decenas de literatos, de poetas. Los más famosos: Bécquer, Machado y Gerardo Diego. A ellos están dedicados los espacios de la Casa de los Poetas en el edificio del Casino, el Círculo de Amistad Numancia.

Gerardo Diego nos recibe en el Casino

Gerardo Diego nos recibe en el Casino

El Casino

El Casino

La figura de Gerardo Diego nos recibe en la calle. En la tercera planta de esta casa porticada se localiza una exposición que combina versos, enseres personales de los escritores y fotografías. A través de estos elementos podemos acercarnos a estas tres grandes figuras literarias relacionadas con Soria y a otros muchos poetas que convirtieron a la ciudad en musa.

Casa de los Poetas

Casa de los Poetas

Aunque si hay un poeta que se relaciona con Soria, este es Machado. Hasta aquí llegó en 1907 para ocupar la cátedra de francés del instituto y se quedó (salvo un breve período de tiempo que estuvo en Francia) hasta el verano de 1912, el año en el que falleció su mujer, Leonor.

Su instituto lleva hoy su nombre y en su interior se puede visitar el aula donde Machado impartió clase. Conserva la mesa del profesor, los pupitres, fotografías y algunos manuscritos de Antonio.

Aula de Antonio Machado

Aula de Antonio Machado

En el interior del edificio barroco del Instituto Antonio Machado, José Sanz es el encargado de acercarnos la figura del escritor, de relacionarnos su vida con sus escritos y de conmovernos con sus poemas.

Fuera de las paredes del instituto, la ciudad está plagada de las huellas del escritor. Estatuas partidas en dos con los esposos, Machado y Leonor, esperándose el día de su boda, una frente a la iglesia, otro frente al instituto; el Espino, el lugar donde reposan los restos de ella; una escultura en el Mirador de los Cuatro Vientos… La ciudad es una oda a Machado y a los poetas.

Estatua a Machado

Estatua a Machado

La ciudad, Soria.

Si hay un edificio representativo de Soria, significativo y especialmente bello es la iglesia románica de Santo Domingo. En sus comienzos estuvo dedicada a Santo Tomé pero cuando el templo pasó a manos de los dominicos, cambió su advocación. Hoy la habitan una comunidad de monjas clarisas.

Lo más singular de Santo Domingo es la portada, descrita como “una biblia en piedra”. Sus arquivoltas narran pasajes de la biblia y en ellas se puede apreciar muy bien la importancia que tenía el arte en una época en la que qué se representa en la iglesias transcendía la estética y adquiría un significado político. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la población era analfabeta con lo que estas representaciones eran la manera de hacerles llegar los mensajes.

Santo Domingo

Santo Domingo

Santo Domingo

Santo Domingo

Dejamos Santo Domingo para pasear por Soria y descubrir otros edificios religiosos y civiles. Podemos pararnos delante de la concatedral de San Pedro, detenernos frente al palacio de los Condes de Gómara, que levantó una de las familias más ricas del siglo XVI gracias a la ganadería (la lana se cotizaba), sentarnos en las terrazas de la Plaza Mayor para observar sus edificios, la fuente, el ayuntamiento… y pasear por la Calle Collado, la calle principal de la ciudad, hasta llegar a La Alameda de Cervantes, un parque conocido como La Dehesa por los de Soria.

Si tenemos tiempo, podemos caminar por las orillas del río, subir al mirador de los Cuatro Vientos, acercarnos a la zona del Parador y observar la ciudad desde lo alto o acudir al monte Valonsadero, una zona verde con kilómetros de senderos que se usaba tradicionalmente para el ganado y que hoy es el lugar elegido por muchos sorianos para desconectar de la ciudad.

Plaza Mayor de Soria

Plaza Mayor de Soria

Plaza Mayor de Soria

Plaza Mayor de Soria

Numancia. Cuando la leyenda y la historia coinciden.

Numancia es una leyenda convertida en historia por la arqueología. Este yacimiento, primero celtíbero y después romano, se estudia constantemente. Las excavaciones han servido para corroborar que lo que se contaba de esta población celtíbera era cierto.

Las dos civilizaciones, celtíbera y romana, nacieron más o menos a la par. Cuando Roma empezó la invasión de la Península utilizó los ríos para ir avanzando por el territorio. Primero conquistó las poblaciones del curso del Ebro y después se dispuso a hacer lo mismo con el Duero. Numancia sin embargo se resistió. La guerra empezó en el 153 a.C. y los romanos necesitaron 20 años de batallas y a su mejor estratega para tomar Numancia. Cercados y aislados, cuando por fin fueron derrotados, los numantinos quemaron la ciudad y muchos de ellos se suicidaron antes de pasar a ser esclavos del enemigo. Y ahí es cuando nace la leyenda.

Numancia

Numancia

Hoy, en el Cerro de la Muela, al lado de Garray, se visita el yacimiento arqueológico con los restos de la ciudad romana, construida encima de la celtíbera: las calles, las murallas, los aljibes y dos casas reconstruidas, una celtíbera y otra romana. Estas construcciones reflejan muy bien las diferencias entre las dos civilizaciones, su idea de familia y los sistemas productivos: uno ganadero y otro agrícola. El primero pensado para crear guerreros por el excedente que genera y el segundo para apaciguar a la población con una modalidad económica que requiere más trabajo, un vínculo mayor con la tierra. La premisa es sencilla: cuantas más horas trabajen los jóvenes menos conflictos general.

Si tenéis la posibilidad, coged la visita guiada. Al grupo del Tren Campos de Castilla nos acompañó un arqueólogo, Antonio Chaín, que convirtió las piedras en historia. 

Reconstrucción de casa romana en Numancia

Reconstrucción de casa romana en Numancia

Numancia

Reconstrucción de casa celta en Numancia

La laguna negra y el romance de Alvargonzález.

Es uno de los espacios naturales más singulares de Soria. La Laguna Negra, en los Picos de Urbión, es de origen glaciar y fue creada por la acción del hielo sobre la roca granítica. A ella se accede por un camino que, al alcanzar la laguna, se convierte en una pasarela de madera. La ruta de aproximación a la laguna es breve pero existen varios senderos que completan el itinerario y que nos permiten subir a lo alto de la sierra y contemplar una vista panorámica de todo el paraje.

Los misterios siempre han rodeados a la Laguna Negra. Se dice de ella que no tiene fondo y que en las profundidades habita un monstruo que acaba con todo aquel que cae en sus aguas. Machado ubicó aquí su romance La tierra de Alvargonzález y contribuyó a ahondar en la leyenda. Negra.

Laguna Negra

Laguna Negra

Laguna Negra

Laguna Negra

El tren Campos de Castilla.

El tren Campos de Castilla es una buena manera de aproximarse a Soria, a la ciudad y a sus alrededores, a través de los poetas que le han escrito. Y una opción muy cómoda.

Sale el sábado por la mañana desde la estación de Chamartín (Madrid) y te devuelve al mismo lugar el domingo por la noche. En el camino de ida, una obra de teatro en el mismos vagón nos traslada a comienzos del siglo XX para acercarnos a la figura de Antonio Machado. Nada más llegar te invitan a degustar los productos locales antes de subirte en un autobús rumbo a las orillas del Duero a conocer los restos del monasterio San Juan de Duero y la ermita de San Saturio. Ya por la tarde a la visita por el centro de Soria le sigue una clase – recital sobre la figura de Machado en el instituto donde impartió clases durante varios años. La sensibilidad de José Sanz y su manera de interpretar los textos del escritor conmueve.

El domingo por la mañana está reservado para dos excursiones: la Laguna Negra y el yacimiento de Numancia. Después de las visitas, a las dos, comienza el tiempo libre para poder disfrutar de la ciudad, visitar la Casa de los Poetas y aprovechar las horas que quedan en Soria como cada uno quiera.

El viaje incluye transporte, alojamiento y desayuno y todas las visitas más la degustación. Las comidas y la cena son por libre, lo que abarata costes y te da la libertad para pasar algún tiempo a tu aire. El precio, según la categoría de alojamiento, a partir de 110€ por persona.

Más información en www.trencamposdecastilla.es

Tren Campos de Castilla

Tren Campos de Castilla

Un viaje sonoro

Si queréis escuchar el podcast de El Canto del Grillo sobre este viaje a Soria, lo tenéis a continuación.

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