Los aborígenes australianos representan el espacio con música. Componen canciones que los conducen por senderos, cuyas letras acompañan y guían al caminante durante kilómetros. A veces unos pocos, otras cientos. Sin embargo, las palabras no son el único instrumento que marcan el camino sino que son los ritmos y las melodías los que, principalmente, orientan al peregrino. Las llaman canciones de senderos, una fórmula -bastante original por cierto- de cartografiar el mundo. Y forma parte de las exposición “Cartografías contemporáneas” que se muestra estos días en el Caixa Forum.
Los mapas habla del reduccionismo de la realidad a las dos dimensiones, de la necesidad del ser humano de representar todo dentro de unos límites, de modelar y buscar lo comprensible. Pero también nos enseña cómo las fronteras se utilizan para extralimitarse, para salirse con representaciones fuera de lo común, para que, a pesar del lenguaje -regla que encripta y que ha de ser desencriptada-, prevalezca la creatividad y el mundo del artista.
Todo es susceptible de ser representado, de llevarse al mapa, de convertirse en algo plano. Historias, cuerpo y mente. Ciudades, países y sueños. Horarios y costumbres. En la muestra hay mapas políticos donde el espacio del país está ocupado por su bandera y un mapa mundi a base de letras y esbozos que aplican el reduccionismo y definen los países a través de las palabras. “Conflicto vasco” reza el espacio reservado a España. Reflexiones sobre lo político y lo social de los mapas (“¿Por qué siempre se marcan fronteras, líneas férreas y carreteras?, tendrá que ver con la prevalencia de la economía”.) Hay vidas representadas, como la de Anna Maria Maiolino. La artista refleja su propia historia en un tablero. Las casillas marcan años, guerras, hambres y nombres propios. La última la ocupa la palabra “continuará”, fiel representación de una vida que sigue. También cuadros sonoros con una especie de ¿garabato? que suena a través de los cascos. Todo muy moderno. Muy contemporáneo. Aunque también existe espacio para el pasado. El ayer del primer hombre que dibujó los pueblos de España en un mapa, el cartógrafo de Carlos III, Tomás López. En la exposición se escriben las quince preguntas que enviaba a los alcaldes y sacerdotes de los municipios españoles preguntándoles por cómo era su pueblo. Quince cuestiones a las que se le sumaba una petición gráfica: que representaran dos o tres leguas (10-15 km.) alrededor de su municipio.
Una buena exposición para visitar hasta el 24 de febrero, en el Caixa Forum de Madrid. En tiempos de GPS, satélites y Google Maps, ¿tienen algo de artístico?.
Para ir haciendo boca en este enlace están muchas de las obras de la exposición.
Hasta el 24 de febrero de 2013 en el Caixa Forum de Madrid.
Visitas comentadas lunes (18:00), martes y jueves (19:00), miércoles y viernes (13:00) y fines de semana a las 11 y las 18.