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Daroca y su puerta de entrada

Un viaje itinerante de Madrid a Gallocanta

Las rutas en coche a tu aire te dan la oportunidad de ir parando en distintos sitios. Algunas de estas pausas están programadas pero también, conforme avanzas, vas descubriendo lugares. En este caso el camino me llevaba desde Madrid a Gallocanta con hotel en Calatayud y aunque tenía algunas visitas programadas algunos pueblos me “dieron el alto” y alargaron mi trayecto.


Ver Madrid – Sigüenza – Medinaceli – Calatayud – Gallocanta en un mapa más grande

La primera parada fue Sigüenza, un pueblo de Guadalajara bastante conocido con su catedral, un castillo – parador… y unos cuantos bares y restaurantes en los que se come de vicio, por lo menos las croquetas de boletus del bar Alameda estaban tremendas (también me pillaron con hambre, todo hay que decirlo).

Sigüenza

A unos siete kilómetros se sitúa una de las pedanías de Sigüenza: Palazuelos, un pequeño pueblo fortificado que recorrí en poco menos de una hora. En ese tiempo me encontré un perro y una señora, los dos en la plaza principal, el resto lo recorrí en solitario y en silencio. Os podéis imaginar cómo sonaba el agua de la fuente de los siete caños.

Palazuelos

Los 7 caños de la fuente de Palazuelos

Volví a la A-2 para llegar a Medinaceli antes de que anocheciera y fue una buena elección. Está en un alto con unas vistas impresionantes, igual de grandiosas que todo el casco antiguo con la plaza Mayor, el palacio Ducal, las iglesias… El punto fuerte es su arco romano, único en España por tener tres vanos.

El arco romano de Medinaceli

Llegué ya de noche al Hotel Puerta Terrer en Calatayud, un establecimiento pequeño con política ecológica. Está céntrico, los dueños son encantadores, las habitaciones decoradas con gusto y tiene wifi y restaurante, y un detalle importante: en las habitaciones te dejan información turística.

La judería de Calatayud

Al día siguiente mi destino era la laguna de Gallocanta. De camino pensaba visitar Daroca pero llegué un par de horas más tarde de lo previsto. Los culpables fueron los pueblecillos que te vas encontrado por la carretera N-234. Al final no pude evitar parar en Montón y en Villafeliche, el pueblo de la pólvora, donde además hice una pequeña ruta senderista muy relajante.

Montón

Alrededores de Villafeliche

Ya en Daroca me dediqué a descubrir este pueblo que da nombre a la comarca. Está rodeado por varios castillos, en su silueta destacan las torres mudéjares de sus iglesias y la calle Mayor arranca con una puerta de entrada y termina con una de salida. Su oficina de turismo tiene audioguías y organiza visitas por 3€ de martes a domingo a las 11 de la mañana y a las 16:30. La única pena fue no poderme quedar más que un par de horas descubriendo sus vericuetos, pero si no, no llegaba a mi cita con las grullas.

Daroca y su puerta de entrada

Dejé Daroca para recorrer los 20 kilómetros de la A-211 que me llevaban hasta la laguna de Gallocanta. La primera sorpresa: los pueblos que rodean la laguna, pero como me quedaba sin tiempo, me acerqué a los dos centros de interpretación para preguntar por los mejores miradores para ver llegar a las grullas. Estuve recorriendo los caminos de alrededor de la laguna y cuando vi que atardecía, saqué los prismáticos y esperé a que llegasen las grullas. Cuando apenas queda en el horizonte un poquito de luz se acercaron en bandadas para posarse en el agua durante la noche.

La laguna de Gallocanta

Al día siguiente amanecí en Calatayud y dediqué toda la mañana, antes de volver a Madrid, a recorrer la judería, la morería, a visitar sus iglesias con torres mudéjares Patrimonio de la Humanidad y a tomar un mosto en el Mesón de la Dolores, una turistada que no podía dejar pasar.

El precio de la escapada: 150€:

  • 600 kilómetros de coche : 55€ de gasolina
  • 2 noches en habitación individual en el Hotel Puertar Terrer: 40€
  • Un par de desayunos, cuatro comidas, compras en la pastelería de Daroca, alguna cerveza: 50€
  • Entrada a museos, centros de interpretación…: 5€.

 

 

3 comments

  1. Cecilia Muñoz Gómez

    Precioso el viaje y muy valiosa la orientación del recorrido. La visita guiada de Daroca me gustó especialmente, porque en ella además de hacer el recorrido fundamental del pueblo, te cuentan hechos históricos, anécdotas, milagros…

  2. Tengo una casita a mitad de camino en la carretera entre Sigüenza y Atienza. Guadalajara no es sólo lo que se ven por la A2, sino que “sus adentros” son increíbles.
    Espero que disfrutaras mucho de la Alcarria.
    Si los pueblos te dan el alto viajando en coche, imagina en moto, que paras en la puerta o en mitad de la plaza.
    Un saludo y a continuar viajando, descubriendo y gracias por compartirlo. Rebuscaré entre tus notas cuando vaya a nuevos sítios.

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