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“Así quedaron terminados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido”. (Génesis 2: 1-2)
Y parece que fue entonces, ese mismo domingo, cuando Sebastião Salgado, cámara en mano, disparó cada una de las fotografías. Reflejan paisajes vírgenes, comunidades indígenas intactas y la vida salvaje que ha ido encontrando, durante 8 años, en sus 32 viajes.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Génesis 1:27)
Para el visitante, las 245 imágenes, en blanco y negro, son un viaje en sí; una invitación a acompañar en trineo a los pastores nenets y a sus renos por Siberia; la manera de entrar en una casa en los momentos previos a una ceremonia amuricumá de una mujer kamayura en Brasil; o mirar, cual voyeur, fotografías de los zo’és, una tribu a la que pertenecen unas 250 personas.
Un chamán del clan de Mentawai en Sumatra Occidental, Indonesia, 2008 © Sebastião Salgado
Dios dijo: “Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen pájaros sobre la tierra, por el firmamento del cielo” (Génesis 1:20)
Génesis se convierte en un descubrimiento de paisajes y vida. Podemos ver cómo un pingüino se lanza al agua, quedarnos atrapados por la mirada de una foca marina en Georgia del Sur o convertirnos en observadores de una pelea de jóvenes elefantes marinos que ensayan sus futuras luchas por las conquistas.
Zambia. © Sebastião Salgado
La exposición es un glosario de instantes únicos que nos muestran un mundo virgen, intacto, vivo. Y que hay que conservar si no queremos revertir el proceso.
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