El café está muy arraigado en la cultura portuguesa, de hecho el consumo de café de un portugués es de unas 360 tazas anuales. Nosotros para empaparnos bien de su cultura, vamos a intentar disfrutar tanto de la calidad de la bebida como de las cafeterías. Algunas de ellas como el café Majestic en Oporto o A Brasileira en Lisboa tienen décadas y hasta algún siglo de historia. Entrar es estimular los sentidos y trasladarse a otra época…
Aunque luego hablaremos de estos edificios singulares en cualquier bar podemos tomar buen café. Las marcas más comunes son Delta, Camello, Nicola, Buondi… Hay un montón de vocabulario portugués al servicio del esta bebida, pero para pedirlo no sólo basta con saber lo que queremos, también es importante ubicarnos. Por ejemplo un café solo en Lisboa se llama bica y al norte, en Oporto, cimbalino. Los más típicos son los siguientes:pingado (cortado), meia de leite (café con leche y si es meia de leite obscura con más café), galao (café con leche en taza de desayuno, si lo pides obscuro tendrá más café) y carioca (café sólo más flojo que la bica)
SITIOS CON TRADICIÓN
Que un café pase de ser bueno a estar buenísimo depende del sitio donde se tome y en Portugal hay cafeterías que hacen que se aprecie mucho más. El precio puede ser un poco más alto que en los bares más normales pero realmente merece la pena.
Café Majestic, Oporto. El primer café en permitir la entrada a las mujeres.
Rua Santa Catarina 112
En Porto encontramos uno de los cafés con mayor tradición del país. Abrió sus puertas en 1921 con el nombre de café Élite y se convirtió en lugar de reunión de gente importante. Artistas, políticos e intelectuales acudían al Élite que un año después cambió su nombre por el actual.
Hoy en día en vez de artistas acuden turistas que prefieren pagar algo más caro el café y disfrutar de un viaje por la historia. En el interior encontramos la misma decoración de entonces: espejos de marcos dorados, mesas de piedra, tazas exclusivas… todo lo necesario para recrear el ambiente de los años 20.
120 Rua Garrett, Largo do Chiado
La estatua en bronce de Pessoa nos recibe cerca de la entrada. A Brasileira empezó a funcionar a comienzos del siglo XIX como una tienda de venta de cafés brasileños y unos años más tarde empezó a servir café en taza a sus clientes entre ellos Aquilino Ribeiro, Pessoa… El lema de sus comienzos ´El Mejor Café es el d´ A Brasileira´ se mantiene aún hoy en día.
Café Nicola. Mensajes en los sobres de azúcar
Rua 1 de Dezembro 35
Con casi 200 años de antigüedad este es uno de los más famosos en Lisboa. Comenzó siendo una librería pero cambió su actividad hace dos siglos. Si Pessoa es el poeta de A Brasileira en este caso el protagonista es el escritor Bocage. Hoy en día podemos sentarnos en su terraza disfrutando de la animación de la plaza del Rossio o pasar al interior y admirar los cuadros dorados y el mobiliario, cualquiera de las dos opciones es buena. En los sobres de azúcar encontramos frases como esta “Por cada beijo ganha-se mais 1 minuto de vida. Nao fique aí a dormir”. Casi poesías que pueden rememorar los tiempos de antaño.
Pastéis de Belém. Dulces con historia.
Rua de Belém 84-92

Esta pastelería no la podríamos encontrar en un lugar mejor, al lado del monasterio de los Jerónimos y muy cerca de la torre de Belem y del monumento a Descubridores.Al entrar vemos un mostrador con los dulces y gente haciendo cola. Nos adentramos en el sitio y empezamos a pasar por salas de diferentes tamaños, nada hacía presagiar las grandes dimensiones del establecimiento. Dentro hay que pedir un café acompañado del pastel de nata más famoso de Portugal, podemos añadirle azúcar glas y canela.
Como se puede leer en sus tazas, platos y servilleteros la fábrica de pasteles fue fundada en 1837. Unos años antes existía una tienda de caña de azúcar donde se empezaron a vender los dulces con una receta del Convento de los Jerónimos. Hoy en día se mantienen sus ingredientes y aunque los pasteles de nata se hacen en multitud de lugares ellos presumen de receta secreta y original de los Pastéis de Belém.
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