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Hoy viajamos hasta Tallin y lo hacemos por aire o por mar. Lo más barato son los vuelos de la compañía Ryanair (que en España salen desde Girona). Otra opción es viajar hasta Helsinki o Estocolmo y allí coger un ferry que nos dejará directamente en el puerto de la capital de Estonia.
Pertenece desde hace años a la Unión Europea y este año, por primera vez, no es necesario cambiar moneda. El 1 de enero de 2o11 introdujeron el euro que, de momento, convive con la corona. Los precios son bastante asequibles, de hecho, los finlandeses del sur muchas veces cogen el ferry para disfrutar de un día de compras en Tallin.
Esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad, tiene un casco antiguo muy bien conservado. Se divide en dos partes muy claras: la parte baja y la alta. La parte baja se articula en torno a la plaza del Ayuntamiento, hasta donde llegan las callejuelas medievales llenas de casas de los antiguos comerciantes. En la alta, sobre la colina de Toompea encontramos un castillo y dos catedrales: la ortodoxa de Alejando Nevski y la medieval de Santa María. Actualmente se conservan dos kilómetros de la antigua muralla que rodeaba la ciudad.
Si nos alejamos un poco del centro, las construcciones con reminiscencia rusa comienzan a aparecer en los barrios más modernos. Pertenecen a su historia, Estonia ha estado ocupada en varias ocasiones hasta 1991 por los rusos.
Ver la ciudad medieval y visitar museos no es lo único que se puede hacer en Tallin. Con kilómetros de parques y naturaleza, podemos planificar alguna excursión en bici, acercarnos al parque nacional de Lahemaa, coger un barco hasta alguna islita, ir al lago de agua dulce al sur de la ciudad… Las opciones se multiplican este año, ya que Tallinn defiende en 2011 el “título” de Capital Europea de la Cultura.
