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A festas do Campo Maior

Engalanadado con flores de papel, así se muestra Campo Maior en las “festas do povo”. Los vecinos de cada calle eligen un motivo diferente que mantienen en secreto hasta el día en el que se colocan las flores. Se hace durante la noche así que hasta la mañana siguiente no se descubre el “jardín” en el que se ha convertido cada “rua”. Un dato práctico, el coche hay que dejarlo fuera del pueblo y el aparcamiento cuesta 5 euros.

Uma fartura con mermelada (cómo llena)

A parte de descubrir esta tradición también podéis disfrutar de la gastronomía de las ferias portuguesas. Unos frangos asados (pollo), el pao com chourizo, una perna de porco o una fartura que son unos churros enormes, muchas veces rellenos, que hacen honor a su nombre portugués y “hartan” un montón… son algunos de los platos que ofrecen. Podemos acompañarlo de una Sagres o una Superbock y terminar con los dulces alentejanos que venden en multitud de puestos. Si nos queda ganas de algo dulce tenemos un puesto con ginja de Obidos. Es un licor de cereza rico rico que sirven en un vasito de chocolate.

Cerca del castillo

Ya que estamos podemos hacer una visita turística al pueblo. El castillo, la iglesia matriz, un convento pintado de blanco y azul o la capilla de los huesos comparten protagonismo con los museos del aceite y del café, productos estrella del pueblo. Lo más bonito, las calles empedradas y las casas de azulejos cerca del castelo. Aunque advertido queda, el pueblo cambia tanto en estas fiestas que es casi imposible reconocer sus monumentos.

Una señora haciendo una flor de papel

Sólo nos puede aguar la fiesta la lluvia, que por desgracia este año ha hecho presencia. Esta tarde tenían recogidos o cubiertos con plástico muchos de los adornos y un portugués nos ha explicado que estaban algo estropeados, que cuando están recién puestos ni siquiera se llega a ver el cielo con el falso techo de papel pinocho que crean. Sin embargo, en las calles, los vecinos no cesan en su empeño de engalar el pueblo y sentados en grupos siguen elaborando flores con un garbanzo en medio para sustituir a las estropeadas cuando el agua dé una tregua. Un trabajo artesanal que mantiene una tradición de más de un siglo, aunque han confesado (shhh) que es la primera edición en la que los pétalos no se cortan a mano. La anterior fue hace 7 años, y aunque la gente del pueblo dice que se hace cuando les viene en gana, en la oficina de turismo nos han informado que suele tener lugar cada cuatro años.

Podéis descubrir esta fiesta laboriosa y algo kitsch hasta el 4 de septiembre. Si no tendréis que esperar hasta el año 2015…

Una casa engalanada

7 comments

  1. Desde luego es algo para no perderse, precioso!!!!! (El churro que me comí yo era de chocolate!!!!)

  2. Yo esta noche no puedo cenar con el churro de mermelada jajaja. Si que es bonito Adela… y muy laborioso, aunque no me puedes negar que tiene su puntito horterilla también 😉

  3. Quería ir a verlo mañana, viernes, pero no sé si la lluvia lo ha estropeado.
    ¿Como está aquello?
    Gracias

  4. Está a 12 kilómetros de Badajoz Javi

  5. Es una fiesta preciosa, pq se intuye toda la colaboración del pueblo… en una armonía impresionante. La gente encantadora… La comida excepcional… y el café…je je, qué decir del café…

    Hay una persona en concreto, q se ha dedicado en cuerpo y alma a estas fiestas, y q a mi m enloquece…Nos vimos el dia 30 de agosto en la estatua de Rui Nabeiro…

    Siempre es un placer volverte a ver, Edu

  6. Es verdad que todo el pueblo se vuelca en la fiesta y el café portugués es excelente y más en este pueblo tan cafetero ;). Gracias por comentar Dena

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