A veces los viajes surgen de una manera espontánea. Otras, se planifican durante meses. En el caso de la visita a Barcelos. La idea estuvo rondándome desde que supe que el nombre del programa en el que colaboro de Radio Nacional había cambiado de “El canto del grillo” a “El gallo que no cesa”. ¿Había algún destino mejor que la ciudad en la que surge la leyenda del gallo de Barcelos, ese gallo que se ha convertido en símbolo de Portugal?
Así que, aprovechando que pasaba las vacaciones de Navidad en Galicia, nos acercamos a visitar Barcelos para descubrir un destino que no nos defraudó. Es interesante por su historia (muy vinculada a la casa de los duques de Braganza y al Camino de Santiago), por su mercadillo de los jueves (el más antiguo y grande de Portugal), por la artesanía (reconocida por la UNESCO, Barcelos es la “capital de la artesanía” del país), por la gastronomía (hay gallos hasta en el plato) y por el carácter amable de su gente (como en todo Portugal).
Y sí, el gallo, o galo, está presente y representado por todos lados. Sus esculturas, de diferentes formas, colores y tamaños, están por todas partes; para los artesanos es su figura musa y los vimos vivos en el mercado y ya en el plato. Como el de la leyenda.
Si preferís escuchar en vez de leer, aquí tenéis la versión radiofónica
Barcelos en “El gallo que no cesa”.¿Dónde está Barcelos?
Barcelos es un municipio que está situado al norte del país, a 10 kilómetros del Atlántico y próximo a la ciudad de Braga.
Además de gallos, Barcelos es conocido por otros aspectos. Para empezar porque ostenta un récord: es el municipio con mayor número de freguesías (unidad administrativa en la que se dividen los concejos portugueses) de todo Portugal. En total, son 61 freguesías y 89 parroquias en las que viven unos 122.000 habitantes. Su territorio es de aproximadamente 400 kilómetros cuadrados.
Esta gran número de poblaciones hace que sea un lugar con una gran diversidad y esto se plasma en algunos aspectos como su artesanía y en sus actividades económicas, muy variadas.
Nosotros estuvimos solo en dos de ellas: aparcamos el coche en Barcelhinos y cruzamos el puente hasta Barcelos, la capital, el lugar del concelho con mayor interés turístico.
La leyenda del gallo de Barcelos
Lo que más se conoce de Barcelos es su gallo, convertido en símbolo nacional gracias a una campaña de turismo de Portugal del siglo XX. Desde entonces, no hay casa donde no esté el gallo, bien sea en un paño de cocina, en un mantel, como gallo del tiempo o como figurita (relegada a la estantería desde que desaparecieron las teles de tubo).
La identificación del gallo con Portugal es más o menos reciente, sin embargo, la leyenda del gallo de Barcelos es mucho más antigua, se remonta a la Edad Media.
Barcelos es lugar de paso del Camino de Santiago y, cuentan, que hace muchos siglos hasta aquí llegó un peregrino gallego con destino Santiago.
En esos días, en esta localidad se cometió un crimen y echaron la culpa al pobre extranjero. Este repetía una y otra vez que era inocente, pero, a pesar de sus súplicas, fue condenado a la horca.
Cuando estaba en el patíbulo, el hombre vio a unos cuantos señores comiendo alrededor de una mesa un gallo asado y agotó su última carta con una proclama bastante imposible: “Soy tan inocente como ese gallo y, como prueba, cantará cuando me ahorquen”. Y el gallo cantó. Y el peregrino se salvó de la muerte.
La leyenda continúa. Al gallego, debe ser, le quedaron ganas de volver a la ciudad y, años después, regresó para levantar un monumento que conmemora el milagro del gallo. El monumento del gallo existe y se puede ver en Barcelos. Es una estela del siglo XIV de piedra que se encuentra en el Museo Arqueológico de Barcelos. En esta cruz, casi como si fuera un cómic, está representada la leyenda del gallo de Barcelos, la culpable de que hoy en día Barcelos y Portugal al completo se identifique con el ave. Y es que, según Anabela Real, la regidora del Municipio de Barcelos,“El gallo nos ubica, es el símbolo de Barcelos en el mundo. Nosotros en todo el mundo somos conocidos por el gallo de Barcelos”.
Por cierto, la leyenda recuerda bastante a la de Santo Domingo de la Calzada, otro lugar de paso del Camino de Santiago y “donde cantó la gallina después de asada”.
Qué ver en Barcelos
La historia de Barcelos está muy vinculada a la casa de los Duques de Braganza. De hecho, los restos de su antiguo palacio son parte hoy del Museo Arqueológico de la ciudad. Allí podemos ver desde columnas romanas hasta el crucero de O senhor do Galo con la leyenda del gallo en él.
Desde el museo arqueológico, tenemos una buena vista de parte de la ciudad con el río Cávado en primer plano y su puente gótico que conecta Barcelos con Barcelinhos. La presencia del río es muy importante porque aquí va bastante bajo y esto convirtió a la ciudad en zona de paso para la gente que se dirigía hacia el noroeste de la península ya que podían cruzar el río sin problema antes incluso de que se construyese el puente.
Evidentemente los peregrinos que iban hacia Santiago por el Camino portugués también aprovecharon esta circunstancia y por ese motivo Barcelos es uno de los lugares de paso del Camino.
Barcelos es principio y fin de etapa y en ella pernoctan unos 18.000 peregrinos al año. Tiene cuatro albergues, restaurantes con menús adaptados a ellos y una amplia oferta hotelera para los que optan por una comodidad mayor.
Relacionadas con el Camino, las construcciones religiosas son muy importantes. Destacan la iglesia Matriz, la iglesia del convento de San Benito (las dos con esos azulejos azules tan portugueses en el interior), las ermitas de San Cristóbal, la de la Virgen del Puente o la iglesia octogonal del Señor de la Cruz donde se celebra la fiesta de las Cruces en mayo.
También el antiguo hospital de peregrinos, reconvertido en un edificio municipal, nos habla de la presencia histórica de esta gran autopista medieval.
Además de iglesias, Barcelos es una ciudad con una historia interesante y muestra de ellos son los (pocos) restos de su muralla y edificios como la torre medieval que tiene unas vistas geniales desde lo alto.
No podemos irnos sin pasear por las calles más céntricas de Barcelos, sobre todo, por la rúa Direita, la calle más popular o sin tomar un café con algo dulce en una de sus cafeterías.
Feira de Barcelos, el mercadillo de los jueves que es la feria de las ferias de Portugal
A Barcelos se puede venir cualquier día, aunque lo mejor es acercarse en jueves. Es el día del mercado y no hablamos de cualquier mercado. Lo llaman la feria de las ferias de Portugal y data del siglo XV por lo que es la más antigua del país.
También la más grande. Tiene unos 680 puestos y se ve de todo: hay panaderías, pescaderías repletas de bacalao, material para el campo, ropa y, lo más curioso, señoras que vienen de las aldeas con verduras de sus huertos y gallos y que regresan al pueblo una vez que han vendido sus productos.
Hay de todo y para todos. Aunque, sobre todo, destacan las artesanías: cerámica, loza, bordados y figuritas de todas las formas, colores y tamaños, especialmente gallos. Y es que Barcelos es la capital portuguesa de la artesanía. Y el gallo su bien más preciado.
La artesanía de Barcelos
Desde 2017, Barcelos forma parte de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO, un proyecto que arrancó en 2014 “para promover la cooperación hacia y entre las ciudades que identifiquen la creatividad como factor estratégico de desarrollo urbano sostenible”.
Sin embargo, hace mucho tiempo, que Barcelos es la capital portuguesa de la artesanía. De hecho, hoy, trabajan en ella unos 200 artesanos que elaboran productos de alfarería, cerámica, cestería o bordados de cribo que son endémicos de Barcelos. Muchos pertenecen a familias con una gran tradición artesana.
Sobre los productos elaborados, destaca la artesanía del figurado, piezas decorativas que representan lo cotidiano. Hay diablos que reflejan los miedos de los artistas, bailarines con las ropas y los instrumentos tradicionales, escenas religiosas, del mundo rural y sobre todo galos. De distintas formas, tamaños y colores. Miles de gallos.
En Barcelos la artesanía está en todas partes: en las tiendas , en los puestos del mercado o en los mismos talleres de los artesanos, muchas veces ubicados en sus casas y donde te reciben y te muestran su trabajo. Cada obra está impregnada por el estilo de su creador.
Hay, incluso, un museo dedicado a la cerámica. Es el museo de Olaria y en él se exponen trabajos actuales y pasados de los principales artesanos de Barcelos y de otros muchos lugares de Portugal.
Pero en Barcelos, el “figurado” se encuentra por todos lados. Y existe un recorrido bautizado como ‘mundo maravilloso de lo figurado’ que conecta un conjunto de 20 piezas de gran tamaño distribuidas por la ciudad. Hay gallos (varios), músicos, diablos, etc.
Si quieres comprobar si tienes dotes para el oficio también es posible. Contactando previamente con la oficina de turismo, puedes pintar tu propio gallo y demostrar que has nacido para esto. Se tarda una hora más o menos. Te dan la figura, un pincel, las témperas, un modelo para que puedas ir fijándote y, hala, a demostrar tu creatividad.
Para comer, gallo asado
En todo Portugal se come de maravilla y en Barcelos no iba a ser menos. En sus restaurantes se utilizan los productos que da el mar (pulpo, mariscos, mucho bacalao) o el río (como la lamprea) y también mucha carne.
El plato estrella es, como no podía ser de otra manera, el gallo asado, como aquel que cantó para salvar al peregrino de la leyenda. Nostros lo probamos en el restaurante Pérola y estaba delicioso. Su propietario, Bruno Gomes, nos habló de la receta. “Tiene que ser un gallo por encima de 4 kilos y después hacemos un marinado de 24 horas, hacemos un relleno que es de carne de vaca con algunos embutidos y va a asarse en horno lento cerca de tres horas”.
Una receta vinculada al pasado, a la cocina de siempre y al gallo por la que los barcelenses sienten mucho orgullo y que acompaña muy bien con un vino de la variedad de uva loureiro y con una buena sobremesa.
¡Gracias!
Gracias a la oficina de turismo de Portugal en España, especialmente a Leticia de su agencia de comunicación por facilitarme la visita y las entrevistas para la radio; a toda la gente de turismo de Barcelos por su amabilidad y en especial a Nuno Rodrigues que nos acompañó todo el día y a Bruno del restaurante Pérola. ¡El gallo estaba delicioso!