Una de mis visitas estrella en cualquier viaje son los mercados. Lo mío es una cuestión de interés personal porque creo que en estos sitios es donde mejor se puede apreciar el día a día de una ciudad. Sin embargo, hay veces que la visita es obligatoria y este es el caso del Centrāltirgū de Riga.
El mercado se inauguró en 1930, y en aquel momento fue uno de los más grandes e innovadores del mundo (dicen que el que más), sin embargo los techos de los pabellones son anteriores. Se construyeron como hangares para zepelings alemanes y posteriormente fueron trasladados hasta Riga para su uso actual.
Lo visité la primera vez con los Yellow Free Tour y al día siguiente repetí, ya por mi cuenta, parándome a cotillear un buen rato algunos de los puestos de miel, pescado, carne de cerdo… hasta una tienda de productos españoles.
El mercado central está formado por varios pabellones, cada uno dedicado a un tipo de alimento (atención al olor del de pescado), tiene otra parte al aire libre con un montón de puestos muy curiosos y una zona para la venta al por mayor con unos sacos de patatas enormes. Muy cerca se ubican antiguos almacenes de ladrillo rojo hoy reconvertidos en galerías, restaurantes, salas de conciertos… Conocidos con el nombre de spīķeri, uno de ellos alberga el Museo Judío.
Lo bueno es que no nos tenemos que ir muy lejos para conocer el centratirgus, se encuentra muy próximo a la estación central de trenes y al lado de la de autobuses. Hay que atravesar un canal que según el guía de los “Free Tours” separa la parte turística del Riga más real y menos “exhibido” a los viajeros.
Si queréis más información existe una página específica del mercado central con información en inglés que incluye un mapa de todo el área.
interesante este escrito amiga Paula DIOS te Bendiga y saludos desde Panama
Gracias Víctor. Un saludo!