Riga es una gran sorpresa. Una ciudad llena de contrastes que dibuja una silueta donde se mezclan campanarios y edificios soviéticos. Gran parte de su historia reciente ha sido convulsa así que para entenderla a ella y a sus habitantes es prácticamente obligatorio visitar el Museo de la Ocupación. Una institución que persigue un doble objetivo: analizar la historia de Letonia y evitar que esta se vuelva a repetir.
Para Letonia el siglo XX fue duro. Al igual que sus países vecinos, Estonia y Lituania, estuvo invadida desde 1940 hasta 1991. Sin tregua. En un vaivén constante. Cuando desaparecían unos venían los otros. Primero fue Rusia, después la Alemania nazi y, en 1945 -y durante 46 años- volvieron a pasar a manos soviéticas. La vida entonces no era fácil. Ya sabemos cómo se las gastaban los dos regímenes, especialmente con sus detractores. Las estancias del Museo de la Ocupación de Riga reflejan esta parte de la historia a través de maquetas, documentos y objetos de la época.
La primera sala del museo está dedicada al pacto nazi – soviético, un tratado de no agresión que firmaron las dos potencias en 1939. En él acordaban respetar mutuamente sus zonas de influencia aunque, en la práctica, fue un reparto de Europa. Y una sentencia para Letonia y otros muchos países. En el museo se encuentra una copia del tratado y un mapa con la línea divisoria.
Y pasamos a la siguiente habitación, la que rememora la primera invasión soviética. Peteris Bolsaitis -antiguo director del museo- contaba que los Países Bálticos eran conscientes de su inferioridad con respecto a Rusia así que no pusieron demasiada resistencia. También tenían sus preferencias y, antes de ser invadidos por los nazis, preferían a sus vecinos. Sin embargo, la presencia soviética fue más dura de lo que habían calculado. La represión que ejerció la policía soviética (la Checa), las deportaciones a los gulag (los de campos de trabajo en Siberia) y, en definitiva, todo el terror instaurado, hicieron cambiar de parecer a los letones, hasta el punto de que, cuando los nazis llegaron al país en 1941, los recibieron casi como a libertadores. Pero una vez más, la ilusión les duró bien poco. Los nazis terminaron con la poca oposición letona que quedaba y sembraron el terror entre los judios a los que exterminaron casi por completo. Su historia se puede ver en el museo del Holocausto de Riga. Por si fuera poco, se inicia una Guerra Civil provocada por las dos fuerzas invasoras.
Cuando termina la Segunda Guerra Mundial y Alemania cae derrotada, Letonia vuelve a caer en manos de la URSS y su economía se adapta al comunismo. Son años de terror y de faltas de libertades en los que continúan la represión y las deportaciones a Siberia. Más de 45.000 letones fueron enviados a campos de trabajo.
Con Gorbachov en el poder, en 1989, empiezan los cambios y la apertura. Ese mismo año se celebra el 50 aniversario del tratado nazi – soviético (el que dividió a Europa en dos) y, para conmemorarlo, se convoca una protesta pacifista: la Cadena Báltica. Una cadena humana de 600 kilómetros que mueve a millón y medio de personas, un tercio de la población de Estonia, Letonia y Lituania. Es el inicio de una revolución que terminaría con la independencia de los Países Bálticos en 1991: la Revolución Cantada.
Gracias al Museo de la Ocupación, podemos conocer la historia de Letonia pero también pequeños detalles como el arte creado en los campos de concentración. Un violín que no suena, vestidos para niñas hechos con sacos de harina o cartas escritas en corteza de abedul nos muestra que, a pesar del horror del gulag, los prisioneros intentaban preservar la humanidad a toda costa.
En el programa Travesías de Radio Exterior, se emitió un reportaje con los testimonios de Peteris Bolsaitis, el antiguo director del museo.
Más de Riga
El mercado central de Riga. https://tierrasinlimites.com/2011/07/07/el-mercado-central-en-riga/
Jurmala, la playa de Riga. https://tierrasinlimites.com/2011/07/05/jurmala-la-playa-de-riga/
Hola Paula,
En mitad del artículo haces referencia a un video de youtube (singing revolution), sin embargo no aparece.
Un saludo
Muchas gracias por la información, ahora lo reviso
¡Qué interesante! Se agradece eso de mezclar la historia con los viajes, se aprende mucho.
Una pregunta, ¿qué edificio es el que aparece en segundo plano en la primera foto?
Hola Joaquín,
En la foto de portada, en primer plano aparece el mercado central (central tirgus) https://tierrasinlimites.com/2011/07/07/el-mercado-central-en-riga/ y detrás el Palacio de la Cultura y de las Ciencias.
La primera foto que aparece en el post, la del museo, el tejado rojo es de la Casa de los Cabezas Negras y el campanario pertenece a la Basílica de San Pedro.
Un saludo! 😉
Genial, muchas gracias. El Palacio es impresionante, siempre me ha llamado la atención el estilo stalinista y no sabía que en Riga hubiera ejemplos de él. Un saludo
Si! se parece un montón al de Varsovia 😉
Estuve la semana pasada en Riga y no pude ver el museo de la ocupación ahí, pero sí vi el de Vilnius, que se llama Museo del Genocidio Soviético, ese es muy bueno, realmente para aprender Historia. Es similar el de Riga? En Tallin tambien hay un museo sobre la misma temática?
Hola Evangelina, gracias por comentar. El de Riga habla de la ocupación soviética pero también de la nazi. Los tres países han vivido una historia paralela y en Tallin no sé si existe un museo de temática similar aunque supongo que sí. Lo que sí tienen es una película (La revolución cantada), centrada en Estonia, que refleja los acontecimientos que llevaron a los países bálticos a la independencia. El museo de Riga me gusta especialmente porque pude entrevistar al que fue su director durante mucho tiempo y fue una maravilla de conversación. Un saludo